Papo Coss: Una memoria necesaria en la era del streaming
El legendario productor José Rafael “Papo” Coss presenta el libro “Detrás del telón”, una cartografía sentimental y vibrante de la escena artística y de su importante oficio de producir eventos.
Leí un libro de Papo Coss sobre producción de espectáculos a lo boricua, que me hizo pensar en Bad Bunny. No porque hable de ese artista internacional, sino porque me obliga a reconocer que, para llegar aquí, hay una historia.
Estamos es la segunda semana de la residencia que Bad Bunny desarrolla en el Coliseo de Puerto Rico. Ha roto todos los esquemas en cuanto a la producción de un evento, y durante generaciones se estará hablando de lo que él y sus productores han logrado para la economía. Pero su histórica gesta no surge del vacío. Tiene un ADN de larga tradición, la de muchos valientes a quienes les llaman productores, y quienes, por años fueron tejiendo ese gran telar del espectáculo de los artistas puertorriqueños aquí y en todo el mundo.
Es que hay oficios que viven en la penumbra, lejos del aplauso y los reflectores, pero sin los cuales la magia del escenario simplemente no existiría. Son los tejedores de sueños, los arquitectos de lo efímero. De esa estirpe, a la vez intrépida y quijotesca, está hecho José Rafael Coss Pontón, a quien todo el que lo conoce le llamamos “Papo”. El acaba de publicar su libro titulado, "Detrás del telón: Memorias de un intrépido productor cultural", que considero es un fiel testamento luminoso de una vida dedicada a hacer que las cosas sucedan.
Este libro es importantísimo para entender lo difícil que es lograr el éxito de un espectáculo. Nos da una muestra de cuán grandes son y han sido los productores puertorriqueños a través de la historia, lo poco que se les reconoce, y cómo es que el éxito de nuestros artistas se debe en gran medida a su laborioso sacrificio.
Leyéndolo, pensaba en mi amigo Angelo Medina, o recordaba aquellos reportajes de productores como Paquito Cordero o Tommy Muñiz. Pensaba en su hijo Rafo Muñiz, en Tony Mojena, y ahora en el éxito que tiene Noah Assad y otros productores. Papo Coss viene de esa estirpe de gente gloriosa que han ido creando y llevando por el mundo el espectáculo boricua, muchas veces a costa de un sacrificio personal enorme.
Por eso este libro que recoge sus memorias de algunos de los más importantes espectáculos que produjo, es también una muestra magistral de pasión. Es un retrato de un hombre excepcional y un acto de justicia para el oficio invisible que hace posible la magia.
Las memorias nos revelan a un Papo Coss que es mucho más que un hombre de negocios. Nos presenta al hombre valiente que sueña y que habita detrás del productor. Es un diplomático cultural con la audacia de un explorador y la sensibilidad de un poeta.
Leyendo, lo imaginaba navegando con paciencia y astucia las turbulentas aguas de la burocracia, convenciendo a funcionarios escépticos y cuidando de sus artistas con un celo casi paternal. Su personalidad, tejida con hilos de tenacidad, una visión panorámica de la cultura y un profundo amor por sus raíces, le permitió ser el interlocutor perfecto entre mundos dispares. No era solo un contratista; era un anfitrión, un cómplice y un creyente, cuya palabra y apretón de manos valían más que cualquier contrato.
Leer estas memorias es como sentarse en primera fila, no del espectáculo, sino del alma misma de la producción cultural. Con una prosa honesta y cargada de la electricidad del tras bastidores, Coss nos guía por un laberinto de más de treinta años de experiencias. Lleno de anécdotas, desafíos, triunfos y, sobre todo, una inquebrantable fe en el poder transformador del arte. El libro no es un mero recuento de éxitos; es un mapa de cicatrices, un diario de negociaciones imposibles, de llamadas a deshoras y de soluciones sacadas del sombrero de un mago.
Dividido en quince breves capítulos, una conclusión y un apéndice fotográfico, las páginas de este libro vibran con los nombres que han marcado la banda sonora y dramática de nuestras vidas. Papo Coss no sólo produjo espectáculos, sino que construyó los puentes para que esos artistas internacionales pudieran cruzarlos.
Papo Coss hizo posible que el virtuosismo indomable del jazzista Dizzy Gillespie dialogara con el Caribe, que la salsa con conciencia de Rubén Blades y el sabor inmortal de El Gran Combo de Puerto Rico retumbaran más allá de sus fronteras.
Se atrevió a tender lazos culturales, a menudo en épocas de tensiones políticas, para que la poesía hecha canción de Silvio Rodríguez llegara al Central Park de Nueva York (con Melissa Mark Viverito en el trasfondo, pero eso es otra historia que deben leer). También nos cuenta sobre la gracia legendaria de la prima ballerina Alicia Alonso o la alegría contagiosa del grupo de niños La Colmenita, y sobre cómo encontraran un hogar en escenarios puertorriqueños y norteamericanos.
De hecho, gran parte de la narración la dedica a espectáculos que logró con artistas cubanos o llevando a puertorriqueños a Cuba, a pesar del embargo. El capítulo que le dedica a la presentación que tuvo Cheo Feliciano en La Habana es más que elocuente de esos retos. Igual el de La Colmenita y las experiencias con Alicia Alonso.
Un artículo crucial en este libro es el que narra su rol con los proyectos de la controversial tenista Gigi Fernández y su “traición a Puerto Rico” cuando ella decidió participar en las Olimpiadas en representación de la bandera norteamericana, tras la oferta de $150 mil de la Asociación de Tenis de Estados Unidos. Tengo experiencia cubriendo noticias de esa tenista, y ese capítulo me pareció fenomenal para entender su mezquina personalidad.
Hay que señalar también que Papo narra aspectos de su vida que van llenando vacíos y complementan la historia. Nos narra en la introducción otros libros que ha escrito antes y que ahora se encuentra inmerso en el desarrollo de un largometraje basado en su investigación doctoral sobre la dimensión espiritual del prócer cubano José Martí. Sé y confío en que ese otro proyecto será un hito en nuestra historia como pueblo.
Pero volviendo al libro, siento que cada capítulo es una lección. Vemos su complicidad con "La Voz Nacional de Puerto Rico", Lucecita Benítez, entendemos la complejidad de traer a la inmensa actriz argentina Norma Aleandro y sentimos el pulso de una industria que se nutre tanto del talento del artista como de la tenacidad del productor. Coss nos revela que detrás de cada función perfecta hay una sinfonía de pequeños caos controlados, y que su batuta no era de madera y marfil, sino de teléfono, agenda y una voluntad de acero.
También toca, aunque con cuidado y obviando nombres, el maldito gen de la corrupción que habita entre algunos funcionarios públicos en Puerto Rico. No debió ser nada fácil enfrentarlo. El libro además nos narra el impacto de estas tensiones en la vida y la salud del productor, y eso, además de valiente, es valioso para poner en perspectiva el costo personal que conlleva el sacrificio detrás del éxito de los artistas.
Y es aquí donde este libro adquiere una resonancia crucial en nuestros días. En la era de Bad Bunny, cuando un artista boricua puede, con la fuerza de un clic y un genio innegable, convertirse en el fenómeno más grande del planeta y llenar un Coliseo de Puerto Rico en una residencia de 30 funciones, estas memorias son un ancla a la historia. No se trata de una comparación, sino de un necesario contrapunto.
El éxito global de hoy, que parece nacer de la inmediatez digital, fue sembrado décadas atrás por pioneros como Papo Coss, quienes trabajaron de forma análoga, artesanal y, a menudo, contra corriente. Su labor fue la de afirmar el valor universal de nuestra cultura en un mundo sin algoritmos, abriendo a machete, las veredas que hoy son autopistas digitales.
Este libro, por tanto, llega como un recordatorio vital. Nos enseña que detrás de cada explosión cultural hay un proceso, una negociación, una lucha y una genealogía. En un tiempo de consumo rápido y fama efímera, Papo Coss nos invita a valorar la arquitectura invisible del arte, el sudor que precede al aplauso, la visión a largo plazo. Nos recuerda que la cultura es un sancocho que se cocina a fuego lento, con los ingredientes de la memoria, el respeto y la audacia.
"Detrás del telón" trasciende la anécdota para convertirse en un documento necesario. Es el eslabón perdido que conecta las gestas culturales del ayer con el dominio global de los artistas puertorriqueños en el presente.
Papo Coss ha escrito mucho más que unas memorias; ha compuesto una ovación de pie hecha libro, un brindis por todos aquellos que, desde la sombra, dedican su vida a encender la luz de los demás. Una lectura indispensable. no solo para los amantes del espectáculo, sino para cualquiera que crea que los sueños, con coraje y pasión, se pueden producir. Bravo.
Hola Sandra, que estén bien. Tan pronto pueda moverme , este libro , es lectura obligada. No tengo el gusto de conocer al Papo, personalmente, si por referencias como la tuya. Admiro, su tesón y su talento, además de su visión y respeto, por NUESTRA CULTURA. Éxito a ambos.
¡Qué reseña más maravillosa! Basta leerla para querer devorar el libro. Abrazos,