Luis Rafael Sánchez habla de la “Piel sospechosa”
Uno de los autores más trascendentales en Puerto Rico y Caribe del último siglo, conversa sobre sus escritos acerca del racismo, que recorren cinco décadas
Un dejo de ansiedad, alegría y emoción se hacía palpable e imposible de contener cuando llegué a la cita en la librería Casa Norberto. No sólo porque el lugar es especial para mí, sino porque me tocaba entrevistar a alguien importante que presenta un libro. Más no es un libro cualquiera. Es algo realmente especial, escrito por uno de los autores más trascendentales que ha dado Puerto Rico y Caribe en el último siglo. Luis Rafael Sánchez.
Iba ansiosa por verlo y abrazarlo. Sabía que no podría guardar esa distancia que el canon obliga a los periodistas, ya que Luis Rafael era mi amigo de tantos años. Ese maestro que nunca me dio una clase formal en ningún salón, pero sí, infinitas veces, tomando café junto al difunto editor Elizardo Martínez, de Ediciones Callejón. Solíamos hablar entonces de todo, pero él siempre quería conocer del periodismo y de los comienzos de las redes sociales. Fueron muchas aquellas largas tertulias.
Pero el inexorable paso del tiempo crea distancias, más no desafectos. El amor, el respeto y la admiración siempre ha seguido vivo, y me tocaba entrevistarlo por su nuevo libro, con un título bastante provocativo, por cierto. “Piel sospechosa” (Seix Barral), llamó a una recopilación de escritos que aborda el racismo y el colorismo presentes en Puerto Rico y Estados Unidos.
El tema da para una tertulia larga, pero sabía que debía ceñirme a tiempo. Venían otros periodistas esperando, así que mi cuestionario la guardé y conversamos. Con el maestro no se puede seguir nunca un libreto. Luis Rafael Sánchez es caribeño, abundante, que se sale de las rayas y rebasa bordes. Así fue la conversación.
“¡Qué lindo verte vestida con tantos colores, collares, pulseras y ese pelo rizo y abundante! Con esos labios pintados de rojo. Así es como quiero verte siempre, como se supone que se vista una negra”, me dijo, como saludo. Yo sonreí y lo abracé fuerte, mientras él me devolvía el abrazo y me daba un beso.
Hablamos del pasado, de nuestras tertulias con Elizardo, del periodismo, de mi pueblo de Guaynabo y le conté de dónde salió eso de ‘Guaynabo City’, pero más que nada, de su valentía y su vocación de contar, de narrar, de no parar de escribir. Es como una enfermedad, o quizás un gen distinto que tienen ciertas personas, que impide parar. Luis Rafael no se detiene. Este nuevo libro es una recopilación de textos que recorren sobre 50 años en los que cuestionó el racismo en Puerto Rico.
Lo que él llama “el repudio feroz a la ignominia que representan los odios raciales”, desde la esclavitud y la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos al homicidio de George Floyd, la falta de negros en posiciones de poder o en el gobierno de Puerto Rico. El racismo en todas sus manifestaciones que la sociedad insiste en normalizar pero que, según dijo, tiene que parar ya.
SRC: ¿Qué nos hace sospechosos a los que tenemos las pieles oscuras?
LRS: “Es una sospecha inventada desde el prejuicio, realmente. Además, me entero de las maneras que ha tenido el prejuicio de ratificar su miseria. Sospecha en el sentido de que no da la medida para lo otro, para lo razonable, para lo normal. Hablo en el libro del prejuicio llevado a sus últimos extremos repugnantes... Yo me paso diciendo: ¿Dónde están los negros en este país? En el gobierno no los ves. Tú no los encuentras al frente de ningún departamento importante. No existe. El primer negro en el Tribunal Supremo entró en el 2009. Cuando yo empecé, había aquí muchas telenovelas. Yo decía. ¿Pero será posible que nunca haya un galán negro cuando los negros administran el espacio genital de un 90% de las mujeres de este país?”.
SRC: Tuve que reírme, porque sé que el sexo, como todo lo caribeño, es un tema que siempre lo tiene presente. Sólo atiné a responder: “Es verdad”.
LRS: ¡Claro que es verdad! Entonces a mí siempre me llama la atención que lo hemos dado ya como por sentado, como que realmente no hay nada que hacer con el prejuicio. Y eso me ocurrió en el primero de los artículos, cuando se publicó en San Juan, donde hubo gente que protestaba porque había muchachas negras compitiendo para Miss Puerto Rico. No te niego que a mí todo eso que me reprime, que me asquea, que me hiere, pero es como siempre, del negro se espera lo malo. Le puse al libro “Piel sospechosa” por eso. Se espera que meta la pata, se espera que no dé la medida, se espera que haya que hacer concesión a denunciarlo. Siempre es el momento de hablarlo”.
“Pero a mí me asombra que con el paso de los años y he llegado a pensar, querida Sandra, que es algo neurótico. El otro día estaba cruzando la calle y vi a un norteamericano en pantalones cortos con su señora, con una nena. Yo me dije, (puede parecer neurótico de mi parte, así que ya lo sabes, ya estás advertida): ¿No será que hay un cuidadoso intento de blanqueamiento, por lo menos en la imaginación de mucha gente? Siempre ha sido así. A mí me dijeron hace muchos años, un amigo tardío en mi vida, que Muñoz Marín le decía en los 60 al jefe de la Policía “por favor, no pongas en la esquina a un policía que no sea muy prieto” Y nuna salían negros muy cerca de él. Eso fue como una epifanía para mí. Entonces lo que yo he venido pensando no es tan desatinado, tan perturbado. Es decir, quieren que pasemos por blancos, desde siempre nos quieren esconder”.
SRC: No se reconoce que hay otras maneras
LRF: “Exactamente. Entonces, con el paso de los años, Sandra mía, cada día lo pienso. Yo sé que puede parecer una pendejada. Me obsesiona más que cada día se aseguran más o insisten más en que lo que la gente dice. No, no, ella no es negra, ella es india. Es decir, trigueña. Claro, claro. Pues de eso se trata.
SRC: Exacto. Yo creo que eso entra también en toda esta discurso de afirmación. Yo creo que tiene que ver. Y le pregunto, ¿no ha habido una toma de conciencia, por lo menos, en este lado del mundo, a raíz del decenio de afrodescendencia que declaró la ONU?
LRS: “En cuanto a eso te respondo que incluso yo creo que es algo tardío, pues a mí me mortifica. Mucho. ¿Pero será posible que no miren la gente que le pasa por el lado a uno? ¿Será posible que no repare con quienes convivimos? El último de los artículos del libro se llama “Soy negro y qué”. Nunca me emocionó ese título. No te lo niego. Entonces después ocurrió algo bonito. Un pelotero, Carlos Delgado, qu es un hombre con los gemelos en su sitio, me dijo que a él le escandalizaba el que aquí no se acepte que somos realmente un pueblo negro. Claro, es que lo somos. O sea, no es una invención retórica. No hay ganas de fastidiar a nadie. No lo somos. ¿Y nuestra cultura? Nuestra comida”.
SRC:¿Pero usted no cree que haya habido como una insistencia incluso desde el mundo de la literatura, de ocultar eso? Porque aquí se trató de blanquear y legalmente, incluso hubo a través de nuestra historia un intento por hacer el país blanco. En la literatura también.
LRS: “También lo han hecho. Sí, pero cuando señalas dicen que esos son temas divisorios. ¿O sea, cómo que es un tema divisorio un tema en que estamos metidos absolutamente todos? Te dicen con una gran tranquilidad.
SRC: “Sé que usted escribió cuando el asesinato de George Floyd, y esto se ve reflejado en este libro”.
LRS: “Sí. A mí esa noticia a mí me estremeció y tenemos que combatir esos casos”.
Sánchez entonces dirigió la conversación hacia sus experiencias en varios países de América Latina, como Argentina y Uruguay, donde estos temas antes no se tocaban, como si allí no existieran negros, lo cual es falso. Pero que poco a poco el racismo acapara la atención pública.
SRC: “Mucha gente considera que la redacción de temas de afrodescendencia, por lo menos en América Latina y en Puerto Rico, tiene que ver con las prácticas y luchas identitarias de los Estados Unidos, que acá lo hemos venido adaptando. Le pregunto: ¿Hay alguna diferencia entre lo que un escritor puertorriqueño mulato puede ver versus lo que ve y escribe una escritora afrodescendiente o un escritor afrodescendiente en los Estados Unidos? ¿Cuáles diferencias más allá de la herencia hispánica?
LRS: “No solo es hispánica, sino voy a decir algo duro. Yo creo que en nosotros es algo que sentimos que también por ahí nos va la vida. Y yo a veces leo algunos artículos con los que no me siento identificado. La manera de llorar de ellos no me parece a la nuestra de quejarse. O sea que siento que la nuestra es como tan auténtica. Y yo he tenido alumnos que han sufrido mucho, pero mucho racismo, pero es distinto. Aquí interviene la clase, el género. Una vez tuve una alumna que me dijo que se tenía que dar de baja de una clase porque su novio le exigía dejar de luchar contra el racismo. Y yo le dije que eso jamás lo lograría. Uno es lo que es y así tiene que defenderse”.
En esta veintena de textos que recorren cinco décadas, Luis Rafael Sánchez aborda de frente «el repudio feroz a la ignominia que representan los odios raciales», desde la esclavitud y la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos hasta el homicidio de George Floyd. Va desde Nelson Mandela a Meghan Markle, en ensayos ya clásicos como «El pelo malo», «Las señas del Caribe», «Todo sobre la nariz» o «Soy negro y qué».
En este libro celebra la aportación de la mulatez y la negritud a la historia y cultura del Caribe, y confronta los juicios y prejuicios en torno a las cuestiones de raza y de clase social que están presentes en el devenir político y social de Puerto Rico: «El idioma y la historia varían de Jamaica a Haití, de Aruba al Caribe hispánico. Pero la prietura permanece como la señal que hermana los piélagos antillanos».
La presentación formal del libro será el miércoles, 9 de julio a las 7:00 de la noche en el Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico, en Santurce.
ACERCA DE LUIS RAFAEL SÁNCHEZ
Nacido en Humacao, Puerto Rico, en el 1936, Luis Rafael Sánchez, es una de las figuras más trascendentales de la literatura puertorriqueña y caribeña del siglo XX y XXI porque se mantiene vigente. Su prolífica carrera abarca la novela, el cuento, el ensayo y la dramaturgia, consolidándolo como un intelectual de renombre internacional. Con una prosa innovadora y un profundo compromiso con la identidad cultural de su pueblo, Sánchez ha sabido capturar las complejidades de la sociedad puertorriqueña con una mezcla única de humor, ironía y un lenguaje barroco y sonoro.
Entre sus novelas más emblemáticas se encuentran la novela La guaracha del Macho Camacho (1976), un hito de la literatura hispanoamericana que retrata la vida en la isla a través del ritmo de una popular canción. Además, se destaca la novela La importancia de llamarse Daniel Santos (1988), donde explora mitos y figuras populares. En el teatro, ha estrenado sobre 12 piezas como La Pasión según Antígona Pérez (1968) evidencian su maestría para universalizar el drama político latinoamericano. Otras obras teatrales incluyen “La hiel nuestra de cada día” (1962) y la famosa “Quíntuples” (1984),
En ensayo destaca con libros como “La guagua aérea” (1994), que ha sido adaptada al teatro y al cine, y “No llores por nosotros, Puerto Rico” (1997). También destaca su colección de cuentos En cuerpo de camisa (1966), y ha sido columnista regular de los principales periódicos en Puerto Rico y el Caribe. Su postura literaria a menudo se centra en dar voz a los personajes marginados y en la exploración de lo que él ha denominado una "poética de lo soez", reivindicando el lenguaje popular y la cultura de la calle.
La grandeza de Sánchez ha sido reconocida con numerosas distinciones. En 2016, a petición suya, la Real Academia Española (RAE) incluyó el término "puertorriqueñidad" en su diccionario, un logro simbólico de gran calado. Además, ha sido galardonado con la Beca Guggenheim (1979), el Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña en la República Dominicana y la Medalla Presidencial Eugenio María de Hostos en Nueva York, entre otros. Su elección como académico honorario de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española reafirma su posición como una voz indispensable en el panorama de las letras hispánicas.
En octubre de 2024 el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico y el Instituto Cervantes suscribieron un histórico convenio que marcó el inicio de una serie de colaboraciones entre ambas instituciones, entre las que se destaca la creación de la Cátedra Cervantes, conferida Sánchez.
Para información adicional sobre premios y escritos de Luis Rafael Sánchez, puede acceder a La Fundación Nacional para la Cultura Popular, EnciplediaPR a la biblioteca del Congreso: Library of Congress, entre otras.
Excelente